“Vivir sin oración significa un paso más hacia el
fracaso… La oración constante y sin cesar es necesaria. Estamos bajo amenaza…
Una vida sin oración es una vida sin
poder… Satanás huye del
cristiano que ora, pero hace fiesta con el que descuida la comunión con Dios.
La oración no cambia a Dios, pero nos cambia a
nosotros. El débil se vuelve fuerte. El vencido se torna vencedor. El caído se
levanta. El temeroso se vuelve valiente. El que duerme se despierta.
Únicamente los
que luchan en oración son gigantes espirituales y vencedores a la hora de la tentación. ¿Cómo está
tu vida de oración?”.
Juan O. Perla. Devocional
“Siempre gozosos”, pág. 79.
Con el mejor de los deseos, sabiendo que la lucha en estos tiempos
será cada vez más dura, compartí estos párrafos que releeré durante esta semana
cuantas veces sea necesario. Que la oración nos cambie y nos vuelva gigantes
espirituales.
Con
todo cariño
Margarita.